Con motivo de conmemorarse el Día Internacional de la Mujer, la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial realza la labor femenina en todos los órdenes de la esfera ambiental y en especial en una tarea considerada históricamente masculina, como la de guardaparques.
El Cuerpo de Guardaparques de la Provincia –perteneciente a la Dirección de Recursos Naturales Renovables– cuenta con 12 mujeres en su planta permanente y otras 20 profesionales contratadas en temporada estival.
Como sucede en el contexto nacional y regional, aún es mucho lo que se debe seguir fortaleciendo y avanzando para la consecución de la equidad de oportunidades en este ámbito laboral, pero cabe aclarar que en este organismo estatal la mujer algunas veces ha llegado a integrar jefaturas y alcanzar puestos de conducción.
Para interiorizarnos más sobre esta profesión que quizá pocos conozcan, consultamos a varias guardaparques con experiencia en diversas reservas provinciales y ellas nos compartieron sus visiones, consideraciones y vivencias personales.
Entrevista a las guardaparques Érica Rojas, Romina Escudero, Cristina Castillo, Nancy Roldán y Luciana Quiroga
¿Qué particularidad tiene trabajar en un Área Natural Protegida para una mujer?
Érica: Es un trabajo único, fuera de los estándares de trabajo común diario que hace la mayoría de las mujeres actuales. Trabajás formando equipos de trabajo y yo me adapté fácil a distintas condiciones laborales, climáticas, materiales que condicionaban en esos años la forma de vivir de un guardaparque en un Área Natural Protegida (ANP). Realizás el trabajo poniéndole mucha pasión, mucho espíritu, mucha dedicación, porque querés que el trabajo salga impecable. Que esté todo bien planificado y dé sus frutos. Yo, por ejemplo, siempre fui muy exigente conmigo misma y con mi entorno.
Nancy: Desde mi punto de vista, trabajar en una ANP me ha conducido a capacitarme en espacios particulares, a aprender a convivir durante 14 días con una gama de diferentes personalidades y a dejar a mi hija sola durante mi período laboral.
Romina: Trabajar como guardaparque en una ANP siendo mujer quizás es más complicado en el sistema que hoy tenemos en la provincia, más que nada en lo que respecta a los años que le podés ofrecer a esta profesión estando en el campo. En aquellas que elegimos tener hijos, sabemos que no nos queda de otra que cambiar de funciones e irnos a una oficina porque nuestro sistema no está preparado para la familia, tanto para mujeres como para los compañeros. Esto lleva a que muchas no lleguemos a ejercer una jefatura, por el poco tiempo que estamos en un área protegida. Después, en las tareas que realizamos, no veo diferencias con los hombres. Tanto hombres como mujeres tenemos capacidades diferentes y nos destacamos más en una u otra tarea. Creo que es indispensable que existan grupos mixtos en los ámbitos de trabajo, soy consciente de que existen diferencias físicas con los compañeros, que siempre son de ayuda a la hora de tareas pesadas, y las mujeres solemos ser más organizadas y detallistas. Es un buen complemento cuando tenemos varios perfiles en nuestra profesión que tiene muchas aristas.
Luciana: Considero que entre hombres, mujeres, trans y demás tenemos una manera diferente de percibir nuestro entorno. En el caso de mujeres tenemos cierta sensibilidad con la naturaleza, al menos a mí me pasa, la considero parte de mi ser y siempre he buscado estar en contacto con ella. A la hora de trabajar en una ANP, es muy enriquecedor diversificar los grupos, salen trabajos maravillosos y multifacéticos.
Cristina: No es como otro trabajo, que podés volver a casa todos los días. Hay un desarraigo de la familia, los hijos, los padres que a veces pesa en lo emocional. Pero no hay dudas de la entrega y compromiso que cada una de nosotras con la profesión.
Respecto de las funciones de control, ¿cómo reacciona el público?, ¿hay distinción entre hombre y mujeres?
Romina: Con respecto al control, la reacción del público es muy versátil. Los violentos son violentos siempre y los que colaboran lo harán sea quien sea. Quizás sí, un mayor porcentaje reacciona más serenamente al ver a una mujer que te controla, pero puede pasar todo lo contrario y que tengan un trato de indiferencia y se sientan más poderosos por verte como el “sexo débil”. Seguramente en un control donde son solo hombres un tipo de persona así llega a la violencia física si se encuentra en infracción, mientras que siendo mujeres te pueden a llegar a insultar descalificándote e irse sin importarles el procedimiento. Por eso insisto en los grupos mixtos a la hora de trabajar.
Cristina: Generalmente en los controles las personas reaccionan bien. La figura femenina es como si inspirara tranquilidad sin dejar de ser firme, es un buen complemento para el desempeño de los varones.
Nancy: El público en general reacciona positivamente al ver una mujer como guardaparque. Solemos tener agradecimientos y comentarios positivos. Lamentablemente, queda un porcentaje de personas que no toleran la autoridad de una mujer, ya que personalmente experimento a diario estas situaciones de violencia verbal y el visitante termina solicitando la autoridad masculina, desatendiendo la autoridad de las mujeres guardaparques.
Luciana: En la mayoría, por no decir todos, manejan hombres. Entonces cuando es una mujer quien lo para y habla, la conversación es más tranquila y distendida. En mi caso me ha beneficiado en ese aspecto o en caso de discusiones, que es muy común, es fácil para mí aplacar y calmar a las personas. Considero que sí hay distinción, aunque por supuesto que en un control lo que es más notorio es la capacidad de controlar una situación violenta y el carácter que hay que tener para tomar decisiones. Es lo más importante y ser mujer con esas condiciones ayuda. Ahora, si no tenés ese carácter, no sirve de nada tu género.
Érica: Depende el área protegida donde estés desarrollando la tarea. En una zona muy turística, por ejemplo, a la gente le encanta ver mujeres deteniendo vehículos y brindando información, etcétera. En un control de caza furtiva, a campo traviesa, quizás la mujer brinda un parámetro de calma en las personas y eso suaviza muchísimo la situación. Depende de la situación en que se dé el procedimiento y la reacción de las personas. En dichos controles –que forman parte de nuestras tareas– existe una distinción entre hombres y mujeres. Dependiendo de la situación, se marca una diferencia. La presencia de una mujer en el campo puede generar respeto o brindar calma. Puede darse también que alguien se sienta intimidado y te mande a lavar los platos.
¿Cómo fue la reacción de parientes o amigos cuando dijiste que querías ser guardaparque?
Cristina: Algunos amigos no estuvieron muy de acuerdo con la decisión, ya que tuve que dejar un trabajo seguro y a veces las personas temen jugarse por los sueños. Otros comprendieron que buscaba ser feliz en mi profesión, en mi trabajo. Mi familia fue incondicional, sin su apoyo no lo habría podido concretar. Es fundamental contar con el apoyo y comprensión de los seres queridos.
Luciana: La reacción fue común más que nada en mi familia, lo descubrí con el tiempo cursando la tecnicatura y sobre todo haciendo pasantías o voluntariados. En la práctica descubrí que era eso lo que quería. Y mi familia me apoyó en estudiar y hacer lo que me guste, por ende, no sorprendió tanto que eligiera esta profesión.
Érica: Mi familia me acompañó en todo el proceso de tener que irme de mi ciudad natal y trasladarme a estudiar a Mendoza a la vez que continuaba ya trabajando en el sistema de ANP. Ese fue un momento muy importante porque yo era muy joven, tenía 20 años, pero ya tenía una firme decisión de lo que quería para mi vida. Mis amigas se mostraban muy contentas pero no entendían el tipo el trabajo.
Romina: Muchos no conocían la carrera, hasta yo misma tenía mis dudas, pero el programa me parecía interesante. Hay muchos amigos que aún no saben de qué se trata mi trabajo. Empecé de muy chica, ya que salí del secundario y la descubrí. Por mi situación económica, al ser estatal, podía hacerla, menos problemas para mis padres, que siempre me acompañaron en la decisión. Cuando ingresé, disfruté las materias, pero también hice voluntariados en algunas áreas protegidas para conocer la experiencia del trabajo, que siempre es muy distinto a lo que en sí se estudia. Acá se aprende todos los días y no es todo naturaleza, pajaritos. Es mucho más complejo, porque lavamos desde un baño público hasta hacemos carteles, lidiamos con cazadores, pobladores y turistas. Pero también les enseñamos a niños a ver más allá de lo que los rodea en su ambiente y ni hablar del privilegio de ver especies que se encuentran en peligro de extinción.
Nancy: No tengo familia directa, solo mi hija y ella fue la primera en aceptar y acompañar mi profesión. A mis amistades les tomó más tiempo entender que durante 14 días estoy en el área y que, cuando regreso a mi casa, necesito un tiempo para mí.
¿Es fácil convivir con compañeros varones?
Cristina: En mi caso particular tengo excelentes compañeros. La convivencia es muy agradable, ellos pasan a ser parte de la familia como hermanos, se comparten tareas, trabajo, logros.
Nancy: No es sencillo convivir, no importa si son mujeres u hombres. Personalmente, donde me desempeño, mis compañeros masculinos han sido y son excelentes. Muchos de ellos son amigos. Además, todos realizamos las mismas tareas.
Romina: En realidad la convivencia es difícil, ya sea con varones como con mujeres, solo por el hecho de que todos tenemos distintas costumbres familiares. Me parece que está más en cada uno ceder y entender distintas situaciones. El hablar y resolver las cosas significa mucho en un grupo de trabajo. En lo personal, no me cuesta la convivencia con los varones.
Érica: Puede que a veces sea fácil y otras no. Depende de cómo se adapte cada mujer guardaparque. En mi caso yo me adapto rápido, porque no me gusta que haya una distinción –dependiendo del tipo de trabajo que se realice en esa área–, si son más varones que mujeres en ese grupo, yo prefiero pasar a ser uno de ellos y que el trabajo sea por igual.
Luciana: Es difícil convivir con cualquier persona. Pero lo hago porque son mis compañeros de trabajo y tengo que vivir con ellos. Eso va más en la personalidad y afinidad con el grupo más que con el género.
¿Qué recomendarían a una chica joven que está pensando en seguir esta carrera?
Luciana: Que haga voluntariado, en diferentes sistemas, en diferentes ANP. Es la única manera de ver en el corto plazo bien de qué se trata este trabajo. Porque es muy diverso, hay muchísimas funciones y en una sola ANP no lo ves. Es importante tener el concepto de sistema, saber que hay otras ANP donde se puede trabajar, aprender y ver el rol que cumplimos.
También ayuda a entender que, en el caso de Mendoza, somos funcionarios públicos y trabajamos y representamos al Estado. No es cualquier cosa llevar un uniforme, estar en la parte operativa, al menos como guardaparques, en el campo y convivir. Realmente lo mejor que hice fue hacer voluntariados y a posterior capacitarme continuamente.
Érica: Que no piense que existen limitaciones. Sobre todo, le recomendaría que se maneje siempre correctamente. Que brinde lo mejor de sí en todos los aspectos. Para crecer como persona, como profesional y para que el área protegida donde ella trabaje crezca también.
Romina: Mi recomendación es que la hagan, pero que acompañen su estudio con voluntariados en un área protegida para conocer el trabajo. También que tengan en cuenta que cuando se trabaja en esto, pasás la mitad del año con otra familia, que son los compañeros de trabajo. Perdés mucho contacto con amigos y familiares y seguro te reclaman. Y, como dije al principio, la planificación de vida también cumple un rol importante en la elección. Hay chicas que no quieren ser madres, pero si así lo quisieran, hay que saber que en el campo podés estar poco tiempo, depende de la edad en la que empieces. Yo llevo casi 12 años en el campo y este año hago cambio de funciones porque ya está por nacer mi bebé.
Cristina: A una chica joven le aconsejaría que haga voluntariados, que recorra las distintas ANP para ver cómo se trabaja, cómo se convive, cómo se comparte, qué es lo que quiere para su vida, porque ser guardaparque no es un trabajo, una obligación para tener un sueldo. Ser guardaparque es vocación, compromiso, entrega, amor por la vida, por la naturaleza, respeto por el otro aunque tenga formas diferentes. Profesión que se lleva impregnada en la piel clavada en el corazón.
Nancy: Que si es su verdadera vocación, se prepare, estudie y luche por sus sueños. Ha sido difícil para las primeras mujeres abrir camino, pero de a poco se está logrando la equiparación de oportunidades. Conclusión: aún quedan muchas instancias por pulir, por ejemplo, mujeres jefas de área, mayor clase, ropa específica para nosotras, derechos respecto a la maternidad.
Fuente: http://www.prensa.mendoza.gov.ar/mujeres-en-ambiente/
jueves, 12 de marzo de 2020
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